Parado frente a la escalera, temeroso, estaba a punto de cumplir un sueño. Le temblaban las piernas, hacía mucho tiempo que lo esperaba. Tomó coraje y subió la escalera, peldaño por peldaño a la velocidad que podía. Cuando las fuerzas no lo dejaban seguir, paraba, miraba hacia arriba con ojos incrédulos, recuperaba el aire y seguía. Subió 15 pisos, al llegar al palier, muy oscuro, buscó la puerta indicada con la letra «A», respiró profundo, se persignó y finalmente, tocó el timbre. De lo demás, no se acuerda nada.
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