Nada quitará tu recuerdo ni la magia de un nuevo encuentro, ya nada sanará las heridas compartidas tal vez. En mi cabeza alborotada desconsolada y aturdida, tu cuerpo me acompaña. Y delineo la figura pintada más complaciente y angustiosa de sostener en mi mejilla esa lágrima que sólo deja en mí, tu recuerdo que no se quita.
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