El mundo está dormido en sueños dementes que la realidad alimenta cual ensueño fantástico de amaneceres. Tal vez se llamen pesadillas, pero en este tiempo no lineal, las pesadillas son como caramelos que alimentan sin descanso a las sombras que moran y paren más sombras dentro de la oscuridad. A medida que el abismo se eleva el mundo cae trozándose entre gritos de desesperación que nadie escucha o nadie intenta. Es difícil ver cómo nos lanzamos a la llama eterna para bailar entre cadáveres acompasados de melodías tan deliciosas como el festín de inocentes que los demonios preparan mientras el fuego avanza.
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